La gripe equina pone en jaque a Europa
Desde principios de año se han registrado varios brotes de influenza en diferentes países
Máxima precaución. Eso es lo que aconseja el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con respecto al nuevo brote de influenza equina que está asolando a media Europaa. La enfermedad se manifestó a principios de 2019 en Bélgica y, si bien no es una patología de las más graves, sí puede llegar a causar la muerte del animal. Su facilidad para el contagio ha provocado que diferentes organismos a nivel nacional e internacional hayan alertado de la necesidad de extremar las precauciones, sobre todo en ferias y competiciones, ya que en estos eventos los caballos suelen estar en contacto y la transmisión de la enfermedad resulta mucho más fácil.
La gripe equina no es una enfermedad nueva, aunque sí de relativo reciente descubrimiento. Esto es, podemos suponer que los caballos árabes de Napoleón, a los que otorgaba el nombre de diferentes batallas -que planeaba teniendo en cuenta las estrategias que llevaba a cabo en los juegos de cartas como el vingt-un al que era muy aficionado-, padecieron esta enfermedad, al igual que cientos de caballos en tiempos anteriores. Sin embargo, no fue hasta 1956 cuando se aisló por primera vez el virus en Europa y se bautizó como H1N1. A lo largo de las décadas siguientes, y debido a la importación y exportación de ejemplares equinos, la enfermedad dio el salto al continente americano, en donde se presentó bajo nuevas cepas. Su influencia en la actualidad, aunque escasa gracias a la vacunación de la mayoría de los caballos, se rastrea en buena parte del mundo, salvo en Nueva Zelanda, Islandia y Australia, donde no se ha detectado ningún caso.
La aparición de varios casos en Bélgica podría haber sido un hecho aislado, pero la posterior aparición de nuevos brotes en países como Francia, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos, Irlanda o Nigeria hicieron saltar las alarmas de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
El último país en registrar casos de gripe equina ha sido Italia, que por el momento ha confirmado el contagio en 14 équidos, todos ellos en la región de Molise. Estos brotes han preocupado enormemente al sector equino del país transalpino, ya que no se había registrado ningún ejemplar afectado por influenza desde hacía 20 años.
En España todavía no se ha registrado, por el momento, ningún caso de contagio, pero de llegar la enfermedad a nuestro país, el impacto sobre la población equina podría ser enorme. Esto se debe principalmente a que, a diferencia de otros países, en España no es obligatoria la vacunación contra esta enfermedad a no ser que el caballo compita de manera oficial.
Síntomas y contagio
La gripe equina o influenza afecta a las vías respiratorias y se manifiesta en los caballos a través de varios síntomas fácilmente reconocibles. Entre ellos destacan la tos, episodios de fiebre de corta duración, abundante flujo nasal y conjuntivitis. De no tratarse de manera adecuada, la enfermedad podría derivar en patologías que revisten una mayor gravedad como la pleuritis, la bronconeumonía, la miocarditis o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
En cuanto al contagio, como ya hemos comentado, los caballos se contagian de los animales infectados al expeler estos el virus a través de la tos. Ocurre lo mismo, por tanto, que con los humanos. Con todo, el virus también puede transmitirse de un animal a otro al compartir sillas, cepillos, material, etc.
Una vez que el virus entra en contacto con una zona en la que habitan un gran número de caballos, el período de incubación dura tan solo entre 1 y 3 días, y su propagación es muy rápida.
Para evitar el contagio, se recomienda a los dueños de animales que no están vacunados que nos los expongan al contacto con otros caballos, sobre todo en grandes eventos. Por otra parte, los países que han registrado brotes han puesto en marcha las medidas recomendadas por la OIE para estos casos, entre las que se incluyen la restricción de movimiento de los animales dentro y fuera del país, cuarentena y desinfección y vigilancia tanto dentro como fuera de la zona de contención.
Cabe destacar, eso sí, que la enfermedad no supone ningún riesgo para los humanos.